8 de marzo de 2009

ACTO DE EXALTACION DEL CARGADOR 2009

DESDE ESTA PÁGINA, QUEREMOS AGRADECERLE EL CARIÑO Y GENEROSIDAD DEMOSTRADAS POR NUESTRO HERMANO LUIS OCHOA, POR ASUMIR LA RESPONSABILIDAD DE ESTE ACTO EN SU EDICIÓN 2009, A PESAR DE LA PREMURA DE TIEMPO. GRACIAS LUIS POR TU LABOR.

En este año de 2009 los hermanos que rigen la Cofradía hermana de la Resurrección han decidido, de forma acertadísima y haciendo la mayor de las justicias, que sea Don LUIS CORTEJOSA LLERENA, el hombre sobre el que recaiga el honor de representar a todos los cargadores de la Isla, cuando en la luminosa mañana del Domingo de la Pascua jubilosa de la Resurrección salga nuestro Padre Jesús, triunfante sobre la muerte, anunciando, desde aquí, desde San José Artesano, desde el Parque, la buena noticia de la Cristiandad al pueblo de la Isla.

Quizás al nombrar a nuestro homenajeado por el nombre con que figura inscrito en el registro civil de nuestra Ciudad, no sepan que se trata del queridísimo “PIRRI”, sobrenombre que lleva con orgullo nuestro homenajeado y que heredó de su abuelo y su padre.

Podemos contar la verdadera historia del nombre de PIRRI, para que, sobre todo los jóvenes, conozcan que el auténtico PIRRI es quien se encuentra con nosotros aquí.
Que de una noble y humilde familia cañailla, surgió la figura de un salinero y cargador, todo corazón y pundonor del cual otro José, José Martínez Sánchez, al tomar prestado el sobrenombre de Pirri, como si fuera la melena de Sansón, con ese apelativo heredó la fuerza y el empuje que le llevó a triunfar en los campos de futbol de España y de todo el mundo, sobresaliendo por esa casta y valentía del que hace honor nuestro homenajeado, y así el otro Pirri, famoso futbolista, destacó como el nuestro, el genuino, por su integridad y honestidad, quedando en la memoria aquella final de la Recopa de Europa que jugó con una clavícula fuera de su hombro.

Así, quien se llama y es el auténtico Pirri, es nuestro amigo homenajeado, salinero y cargador, hombre curtido por el sol y el salitre de nuestros esteros y salinas, que vio la luz salada, la Gracia de Dios, de nuestra Isla en los difíciles años de la postguerra. Desde muy joven tuvo que afrontar las duras trepás de la vida saliendo al tajo desde muy pequeño es ejemplo de honestidad, trabajo y bien hacer.



Fundó una familia con cinco hijos, y para sacarlos adelante, desde hace casi cincuenta años, Pirri, después de trabajar en la Salina se enrolaba en la cuadrilla de Nicolás Carrillo y se hace cargador de bodega, sin protagonismo ninguno, y a veces descalzo, tal y como venía de la salina, se metía bajo nuestros Pasos para continuar su brega, Esta vez, cambiando la madera de la parihuela de sal, por la otra madera del palo del centro del Paso en el que cargaba con oficio y maestría.

Y lejos de estar contrariado por tanta brega, tanta fatiga, hace gala entonces, ahora y siempre de una increíble alegría, animando a los compañeros de almohada y palo con sus ocurrencias y chistes.

Fueron pasando los años y Pirri iba acumulando Pasos sobre sus espaldas, Borriquita, Columna, Medinaceli, Huerto, Caridad, Vera-Cruz, Misericordia, Nazareno y Soledad, prácticamente la totalidad de la nómina cofradiera de las décadas de los sesenta y setenta, de siempre bajo las órdenes de Nicolás Carrillo (q.e.d.), a quién le profesaba un gran afecto. Hace muy poco disfrutó con la familia de Nicolás de la alegría inmensa de que la Ciudad de San Fernando le rindiera público homenaje al rotular una calle con el nombre de su querido capataz.

Todos los cargadores que tuvieron la dicha de compartir palo con Pirri nos hablan de la honestidad, casta y espíritu de servicio que le caracteriza. Ese espíritu de servicio hizo que Pirri siguiera junto a sus queridas Hermandades y Cofradías cuando se produjo el cambio sustancial que supuso para la Semana Santa de la Isla la aparición del cargador-cofrade, o el cofrade-cargador. Ignacio Bustamante Morejón lo reflejó de manera magistral en estos sentidos versos de su pregón de 1987:

Estaban los cargadores
De la Isla, los antiguos,
Solos, amarrando bajo un Palio
Porque ellos erán los únicos.

De pronto en la “amarrá”
Abrazandose a los palos,
Entraban jóvenes hombros
Que también querían cargarlo.

El más viejo más sabía
Y el más joven era nuevo.
Para el viejo era su vida,
Para el joven un deseo.

Y llegó el martillazo
Ese que es el tercero
Y los cuerpos para arriba
Y la Virgen ¡para el Cielo!

El más viejo sonreía
El más joven suspiraba,
El más viejo se cría
Que el más joven no cargaba.

El Paso es un corazón
Que en Abril sale a la calle
Para que los hombres recen
Que buena falta nos hace.

Y el Paso es el mensaje
Y los cargadores camino,
Por donde sale a la calle
Ese mandato divino.

Y cuando vieron que María
Era llevada en sus hombros,
Abrazandose a las cargaderas
Allí se apiñaron todos.

El joven ya no temblaba,
El viejo le sonreía
Y hasta los dos se miraban
Como la Madre quería.

El viejo enseñó al más joven
Como era antes la carga,
Como se mecen los Pasos
Aquí en Semana Santa.

…/…

Que nunca faltéis a la cita
Ya que si esto ocurriera,
El Señor no se mecería
Como siempre en esta tierra.

Porque cuando pasa en su Paso
Con pisada que es de Cielo,
Parece que es el suspiro
Y el alma del pueblo entero.

Y las Vírgenes bonitas,
Con tintineos de flecos
Que son el sonido del agua
De la compuerta al estero.

Bajo el Paso con vuestro rezo
Sois de la Semana Santa, la vida,
Porque Dios así lo ha dispuesto,
¡Cargadores de la Isla!
Este cambio y lógicamente el paso de los años que no perdonan hicieron que Pirri no amarrara más debajo de nuestros Pasos. Pero como les decía su espíritu de servicio y su compromiso no ya como padre sino como abuelo de nueve nietos, hace que Pirri, a pesar de estar ya retirado de su trabajo como salinero, se brinde gustoso como él mismo dice en su tarjeta de visita a todo lo que se le ofrezca a sus queridas Hermandades y Cofradías: “Más de cuarenta años a su servicio”. Y que sean muchos más.

Pirri, se desvive para atender a su familia y sobre todo a sus nietos:

“No hace falta que me deis dinero pero si me podéis traerme el Economato a mi casa y aunque yo tenga azúcar me podéis traer dulces para mis nietos”.

Dice nuestro homenajeado que además velará de guardia en las noches de verano en las casetas cofradieras de la Feria o de cualquier verbena. Y sobre todo coge el cántaro del agua (hay algo más noble que dar de beber al amigo, al hermano) o la escalera y forma parte de la iconografía de nuestros pasos, iconografía, esta vez viva, de nuestro José de Arimatea o Nicodemo de la Isla que asiste en la primera Necesidad, la de la escalera, de las tres que tiene Nuestra Bendita Madre Santísima que asiste rota de Dolor a la Pasión de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.

¿No es un hermano, un cofrade más, con su peculiar gorra como capirote?

¿No es un hermano más, pero de los comprometidos que tanto escasean, nuestro Pirri que asiste a todas las funciones y está pendiente de ensayos, traslados, concentraciones de cargadores…?

¡Cuanto ejemplo tenemos en ti!

¡Cuanto tenemos que aprender de ti, de tu alegría! Que como decía Santo Tomás:

“la alegría está en el centro de todas las virtudes”
Por eso la elección del cargador homenajeado en este año 2009 y que representará al cargador de la Isla en esa alegre mañana del Domingo de Resurrección no ha podido ser más acertada pues será nuestro hermano, cargador de la Isla, ejemplar padre, excelente abuelo, admirable amigo y mejor persona, Don Luis Cortejosa Llerena, PIRRI

Enhorabuena y que sigas muchos años siendo el portador de esa escalera, eres figura viva, colega de José de Arimatea y Nicodemo, en los Misterios que acompañas y alivias la primera necesidad de las tres que tuvo María Santísima para su Hijo: Nuestro Padre Jesús.

Que así sea

Muchas gracias y enhorabuena,
¡Bendito seas, Pirri!